El susurro de un bolero

Esta mañana escribí esto al son de un bolero. Para mis padres ♥️.

Escucho de fondo ‘Cuando te duermas’, de Las Penas, y de repente pienso que no es solo un bolero lo que suena; sino un recuerdo que revive desde mis adentros. Lo cierto es que no conozco este en particular, pero todos ellos, sus letras, su melancolía y su compás me llevan a mi adolescencia.

Entonces cierro los ojos y sonrío.

Lo oigo a lo lejos, en el hilo musical de mi casa, y recreo la escena.

Foto de Bir De Burdan Bakın

Siento los pasos de mis padres al son de la música, bailando acompasados entre risas cómplices, pegados el uno al otro.

Qué maravillosa la música, que nos transporta a muchos años atrás como si estuviéramos allí, en este preciso instante, aunque estemos a cientos de kilómetros. Qué energía tan extraña la que crea, que nos recorre cada nota por dentro.

Y yo con esa música de fondo, noto cómo el bolero no suena; sino que más bien suspira a mi lado, deslizando el recuerdo de mis padres en mi casa, moviéndolos en mi memoria con hilos invisibles que me acarician el alma años después.

El rasgueo de la guitarra me roza el corazón, como un eco del pasado cuyas raíces se mezclan con mi presente.

Su melodía suena a mi padre cantándole a mi madre.

Huele a la cebolla y a las patatas pochándose a fuego lento para la tortilla del domingo de mi madre.

Los veo bailando en los rincones de mi casa como telón de fondo, y conmigo de espía; siempre entonces quejándome de sus tonterías, y sin ser consciente de que, años después, guardaría esas canciones, esos compases, esas notas para siempre en lo más profundo de mi alma. Y que un día se despertarían para dedicarles este escrito con el susurro de un bolero.

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