Hay una polilla en mi salón
Esta frase llevaba días repitiéndose en mi casa, y tenía pendiente escribir algo sobre ello. Pues esto ha salido, aunque la polilla —de verdad— no se va.
Hay una polilla en mi salón. Al principio quería matarla, deshacerme de ella por todos los medios. Me molestaba sobremanera. Tanto, que llegué a pensar eso que dicen de que cuando algo te molesta mucho de otra persona es porque hay más de ti en esa queja que de la otra persona. Igual lo mismo pasa con los insectos.
Entonces me empecé a preguntar qué tenía yo en contra de la polilla. Tanto pensé y me pregunté cosas sobre la polilla que acabé cuestionándome si yo misma era la polilla que tanto me molestaba. Si acaso la polilla era yo.
A día de hoy la polilla no se ha ido. Es más, continúa en mi salón. A veces la veo mientras trabajo, a cualquier hora del día, recostada sobre el sofá como dueña y señora. Otras, cuando ya casi he llegado a olvidarme de su existencia, planea por sorpresa, feliz, sobre la zona como haciéndose la graciosa y diciendo: «ey, amiga, no creas que me marché. Sigo aquí».
Ayer, ya en la cama y en el silencio de la noche, tuve que levantarme y abrir el ordenador corriendo para escribir esto y darme cuenta de que, en realidad, la polilla sí soy yo.
La polilla es un recordatorio de que hay cosas de una misma que son como ese bichito volador, esa polilla cojonera, molestando; unas veces más y otras menos. Pero que ahí sigue, escondida, al acecho, para salir y volar sobre tu cabeza sobresaltándote cuando la ves venir y dices: «joder, ya está otra vez aquí la puta polilla».
Sin embargo, la mayoría de las veces lo más inteligente es dejar a la polilla entrar y salir a su gusto. Hasta que se canse; o hasta que la mate a cepillazos.
Me sentí muy identificada leyéndote, yo también vengo conviviendo con algunas polillas, por momentos me desesperan, intento pensar de dónde vienen, encontrar lo culpable de que estén ahí, claro, siempre poniendo el foco afuera. Ahora pienso que quizás mis polillas son el exceso de pensamientos, la necesidad de encontrarle a todo una razón, una explicación lógica.
Gracias por esta entrega.
Me gusto.
En mi caso veo a la polilla como eso que sin querer queriendo fortalece nuestro caracter , nos da motivo para plantar al coraje frente a cualquier miedo