Lo que estoy aprendiendo en el proceso de escritura de una novela
El 16 de octubre es el Día de las escritoras y me permito meterme dentro de ese saco como 'escritora'. Aprovecho este post para contaros por qué llevo semanas sin publicar en el blog ningún relato.
Y es que, en realidad, a mí no me gusta escribir relatos cortos. Nunca me ha gustado. Tampoco nunca he leído este tipo de género y, aunque valoro mucho a quienes los escriben, siempre he creído que no se puede comparar una novela con un relato, una historia larga con una corta —por supuesto hay muy malas novelas que, por muy largas que sean, no las hacen mejores que un relato corto—. No me malentendáis: es solo que, personalmente, no me gustan los relatos cortos.
Os preguntaréis entonces porqué tengo un blog donde publico relatos cortos, porqué me he presentado a concursos literarios de este género e, incluso, tengo un relato erótico publicado en una colección de relatos cortos. Pues bien, la respuesta es simple: porque no tenía ni idea de cómo escribir una novela, de cómo afrontar la estructura y la escritura de una historia larga; y lo fácil era empezar por los relatos cortos que —digamos— salen de manera más natural.
Ahora no es que sepa pero estoy en proceso de aprendizaje. ¡Y qué proceso 😅! He aquí la razón de mi ausencia, pues ojalá pudiera dedicar ocho horas al día a —”aprender a”— escribir y alternar este proceso de aprendizaje para escribir una novela con la escritura de relatos cortos en este blog, o para concursos literarios que me ayudasen a crearme un nombre en este complicado mundo editorial. Pero no, como toda hija de vecino trabajo esas horas al día en lo que me da de comer y, de momento, esto sigue siendo una —maravillosa— afición 🙂.
Además de sentir que tenía que compartiros el motivo de la no publicación en el blog como al principio, quiero dejar aquí algunas cosas que estoy aprendiendo en este proceso de escritura de una novela que, quizá, también puedan ayudar a otros en este intento de pasar de escribir relatos cortos a una historia más larga.
Aprendizajes en el proceso de escritura de una novela
No estoy perdiendo tiempo en el ‘quiero y no puedo’, o en el ‘quiero pero no sé cómo’: tal y como decía, pasar de escribir relatos cortos a adentrarse en una historia larga que termine en una novela es, cuanto menos, complicado. Creo que un fallo bastante común es perder cientos de horas —literal— en leer manuales del tipo cómo escribir una novela, pasos para escribir una novela, cómo estructurar una novela, etc., etc.. Hay un millón de títulos así en internet, vídeos incluidos, que te llevan a invertir muchísimo tiempo en ver teoría pero no a convertir tu idea en realidad paso a paso. De primeras, en el momento que decidí —este pasado mes de agosto— dar el paso, tuve claro que no iba a hacerlo de esa manera, ni sola. Porque total, ¿qué sé yo de escribir una novela? Nada. Por lo tanto, ¿por qué adentrarme a hacerlo sola si puedo hacerlo de la mano de alguien que sabe y no perder años en conseguirlo? … Y eso es lo que estoy haciendo (gracias Daniel Hareg, de Scribook por, además, haber re-aparecido en el momento justo).
Aprender por aprender, sin frustrarme: soy una persona con carácter, temperamental, inquieta y, sobre todo, muy impaciente en general. Sin embargo, en este proceso estoy aprendiendo algo de mí misma que creo que es muy importante para afrontar cualquier proceso de aprendizaje correctamente. Por primera vez me estoy tratando como lo que soy: una aprendiz. No sé hacerlo, y estoy aprendiendo a hacerlo, ¿por qué cuando aprendemos a hacer algo —lo que sea— nos juzgamos, nos metemos prisa, nos frustramos cuando no hacemos algo perfecto? Joder, ¡si estamos aprendiendo! Permitámonos aprender y disfrutar del proceso sin juzgarnos, sin meternos tanta caña, sin criticarnos. Esto me lleva al siguiente punto.
Dejar a un lado a la impostora que llevo dentro: esto es sorprendente para mí, pues desgraciadamente tiendo a tener una vocecita dentro que me critica, me dice que no sé, que no puedo, que si puedo lo haré mal, que no está perfecto, que es una mierda… Seguro que a muchos y muchas os suena, ¿verdad? Pues se ha puesto últimamente mucho de moda hablar de este síndrome del impostor, pero es algo que —creo— lleva acompañándonos toda la vida en general. Quizá el hecho de que he afrontado este proceso como lo que es —un aprendizaje, algo que no sé hacer y quiero aprender a hacer— me está permitiendo mantener a ralla a esa p*t* impostora que suele acompañarme. Ya son dos las aficiones en las que soy capaz de mantenerla bien calladita: la escritura y el crossfit 🏋️♂️ .
Disfrutar del proceso sin pretensiones futuras o sin resultados finales: parece una tontería, algo que siempre se dice pero ¿cuántas veces realmente lo hacemos? En esto de la escritura pasa que cuando se escribe una novela se hace, de primeras en la mayor parte de los casos, para conseguir un fin: publicarla. Sin embargo, desde el principio de este proceso decidí no afrontar la aventura de esa manera para no entrar en el mismo saco que cientos de miles de (probablemente muy buenos) escritores y escritoras que tienen historias maravillosas pero no han podido entrar en el mundo editorial. Incluso si se han autopublicado no han vendido lo que esperaban o se han convertido en lo que esperaban porque —y de eso yo sé un poco porque es lo que en realidad me da de comer— no tenían ni el conocimiento ni la inversión necesaria para hacer el marketing y la comunicación necesarias para posicionar y dar a conocer su libro. No pretendo llegar como autora novel de +40 a una gran editorial con mi historia y convertirme en la próxima María Dueñas —oye, ojalá. Además compartimos lugar de nacimiento jijiji 😝—. Si pensara eso creo —estoy segura— de que acabaría frustrada y este gran proceso de aprendizaje que estoy viviendo quedaría ensombrecido.
Aprender desde el momento presente: es decir, ir paso a paso y aprender a hacer ese paso a paso, sin pensar ‘no sé hacer esto, pero es que además lo siguiente tampoco’… porque recuerda: en realidad no sabías hacer nada cuando empezaste, por eso eres aprendiz y como tal tienes que tratarte. El modelo de Scribook va así, paso a paso, pero si vas realizando el paso 1 y pensando en el 2 sin aún haber terminado el primero, acabarás quemándote. ¡Disfrutar cada paso del viaje nos hará llegar al final mucho más contentos! Y además nos sorprenderá cuando lleguemos al final porque seguramente incluso nos habrá parecido corto el camino ☺️.
“No es el conocimiento, sino el acto de aprendizaje; y no la posesión, sino el acto de llegar a ella, lo que concede el mayor disfrute”.
Carl Friedrich Gauss
Y esto es todo amigos y amigas de este blog. Prometo compartir pronto algún relato … ¡tengo muchos aún sin publicar aquí! y seguir compartiendo más detalles sobre este apasionante momento de aprendizaje que estoy viviendo —si queréis 🤗—. ¡Muchas gracias a los que, en la sombra, me estáis apoyando!
Gracias @Fernando Nóbel por compartir!