El poder de un bolígrafo con tu nombre grabado
No hablaré aquí de ningún poder sobrenatural, al menos de momento; pero sí de la fuerza que le da a una un regalo pensado para firmar libros: mi primera novela.
Creo que fue en 2011 que me cambié el apellido. Mi padre eliminó el Fernández y se puso el Hontanilla de primero (hasta entonces su segundo, como también es el de mi madre), motivado por mi insistencia.
Pero una trabajaba como periodista desde 2006 y, en silencio, albergaba la ilusión de escribir un libro alguna vez, ¿cómo iba a firmar con Cristina Fernández? ¿Acaso hay algo más aburrido y con menos atractivo que llamarse Cristina Fernández García? 😅 La pregunta es retórica, porque la respuesta está clara: NO. Lo siento, papá, mamá, la mezcla oficial de apellidos no era la correcta, jiji.
Lo cierto es que, en Puertollano, mi familia siempre fue (y así sigue) conocida como los Hontanilla, por el negocio de mi madre y porque en la zona éramos los únicos.
No quiero sustos: en el pequeño pueblo de donde son mis padres, la mayoría de los habitantes llevan el Hontanilla. No hay drama en eso 😅.
En la práctica, en mi caso, y en el de mi hermano, el DNI decía otra cosa que complicaba un poco las cosas, sobre todo cuando yo firmaba como periodista en los medios y me hacía llamar Cristina Hontanilla. A la hora de acreditarme en eventos, partidos, etc., y tener que aportar mi documentación, aparecía otro apellido (el Fernández) y la gente se quedaba loca 🤪.
Para mí, era cansado estar explicando el asunto y, finalmente, pese al papeleo legal que suponía, mi padre, mi hermano y yo decidimos hacer el trámite para cambiarnos el apellido. Eso significa que, por ejemplo, mis títulos académicos (como el universitario) hasta esa fecha están a nombre de Cristina Fernández y no Hontanilla; pero eso es lo de menos. Lo demás era que firmaría con el Hontanilla por delante 🥰.
Me he ido por las ramas completamente con esta historia. Venga, ahora ya empiezo.
Un ‘simple’ bolígrafo que trae superpoderes
Tranquis, no son poderes paranormales, pero sí una fuerza interna que, aunque pueda parecer una tontería, a veces necesitamos para impulsarnos. He hablado aquí mucho de las dudas e inseguridades que supone exponerse a través de la escritura, de confesar sueños literarios que una alberga desde que es una niña, o de cómo convivimos con el maldito síndrome de la impostora.
A veces, un simple bolígrafo regalado por unas amigas que te quieren y apoyan, puede significar un impulso para decir a grito pelao:
YO SOY ESCRITORA. ESCRIBO Y PUBLICO. MI VOZ CONECTA CON QUIENES ME LEEN.
Y ahora tengo un bolígrafo con mi nombre grabado, y estoy ready para desenfundarlo muy pronto y firmar ejemplares.
Spoiler alert: apuntad la fecha del 24 de mayo los que estéis en Madrid. Estaremos presentando un recopilatorio de relatos muy especiales 🫶.
Querida Cris, eres brillante como de costumbre dejando retazos de vida en tus líneas. Me parece admirable y valiente tu decisión de seguir los pasos de tu padre y continuar honrando el apellido de tus antepasados. Además, tu apellido es "horcajeño, horcajeño" de pura cepa; hay datos de 1502 de la primera inscripción de Hontanilla; ya ha llovido. Felicidades y continúa con tu espíritu indomable, que te hace crecer como persona y brillante escritora. Ya estoy ansioso por leer tu novela. Te sigo leyendo amiga. Un beso.
Quiero comentarte que el público Argentino, por odio o por amor, podría haber leído muchísimo tus libros y tu nombre hubiera sido de los más gogleados: Cristina Fernández.